miércoles, 11 de marzo de 2009

conversatorio de investigacion I

FORO DE CONVERSATORIO



Cuando el cura de mi iglesia nos hablaba de los ricos y los pobres nos decían que el Creador había hecho al mundo de esta forma. En mi escuela primaria una maestra fue sometida al escarnio público simplemente porque se le ocurrió tener un muchacho sin casarse. Mi papá trabajaba todo el año y jamás tomó unas vacaciones con nosotros para ir a cualquier sitio, mientras que el dueño de la ferretería (su jefe) iba todos los años a las Islas Canarias. Mis hermanas debían ser diestras en el trabajo doméstico para poder atender satisfactoriamente a sus futuros maridos. Las elecciones debían ser ganadas por AD o COPEI porque ellos si sabían manejar el país. Y Aidé Castillo siempre trabajaba en las comisiones para elaborar el presupuesto nacional. Ah, y tenía que estudiar para poder mudarme a un sitio mejor, con mejor gente y ganar dinero.

Esa era mi realidad. Mi concepción del mundo. Más tarde comprendí que había rey y esclavos, el señor feudal y los ciervos, el patrón y el obrero. Y no vi nada de Divino es estas relaciones. Mi papá nunca salió de vacaciones porque su sueldo era de hambre. Comprendí que simplemente el isleño le compraba sus fuerzas y el dinero le permitía medio comer para reponerlas y volverlas a poner a su disposición. La maestra tiene a su hijo que es hoy ingeniero y trabaja en SIDOR, es mi amigo y está muy pendiente de aquella mujer que me enseñó a leer, mientras que muchas de las casadas que se multiplicaron no tuvieron tanta suerte con su prole. Después de ver lo que hicieron AD y COPEI en casi cincuenta años con mí país revisé mis conceptos de cómo manejar bien a un país. También supe que los presupuestos pueden elaborarse para beneficiar a un grupo chiquitico de la población. Por otro lado, estudiar para huir despavorido luego es como negar las raíces. Sin embargo, veo como muchos oligarcas del mismo lugar donde crecimos, con sus limitaciones, su carga de marginalidad de servicios, etc., se muestran contrarios a los cambios (lo que puedo entender, aunque me cuesta) y añoran por el retorno de los antes nombrados para que vuelvan a dirigir por el rumbo correcto a Venezuela.


Tenemos un país en vías de cambio. El nuevo modelo político intenta corregir los entuertos dejados por grupos anteriores. Entre el ensayo y el error vemos como estamos libres de analfabetismo (por supuesto, analfabetismo cero es utópico), hay comida barata, subsidiada con parte del presupuesto, más gente en las escuelas, más salud para los que menos tienen. Una nueva voz en el mundo. Aunque muchos lo consideren populismo, este país se ha convertido en una piedrita en el zapato para la globalización que estaba en ciernes. Globalización económica para beneficiar a los más países más ricos y a las oligarquías locales que al fin y al cabo no tienen país.

Creo que para enfrentar esa realidad o para ir con ella, depende como vea, es cuestión de semántica, debemos participar si queremos asumir el rol de investigador sociocomunitario.




Debemos entender que la participación no es una concesión. Es el derecho de toda persona, de un colectivo y más aún de todo un pueblo a decir que está presente y tiene derecho a elegir su propio destino.


Se tiene que respetar las diferencias individuales y culturales. En el primer caso hay personas más expresivas que otras, otros con gran iniciativa, con poca o ninguna. Sin embargo, nadie puede ser descalificado de participar. Lo importante es que entendamos que las decisiones son del colectivo. Por otro lado, respetar las diferencias culturales que pueden incluso variar de caserío a caserío y mucho más de estado a estado.

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