miércoles, 26 de marzo de 2008








ANTE LOS SUCESOS TRÁGICOS DE ALTAMIRA

RESEÑA CRÍTICA

Escribe este artículo José Padrón, caraqueño. Profesor universitario y autor de libros. Graduado en Filosofía, Lógica y Lingüística. Doctor en Planificación Educativa. Miembro fundador de la Línea de Investigación en Enseñanza/aprendizaje de la Investigación (LINEA-I).

El momento histórico es el año 2002. La protesta estructurada contra el gobierno de Chávez esta en su clímax. Plaza Altamira es territorio liberado (muy poquito si se compara con el casi millón de Km cuadrados) pero era algo. Día y noche permanecían en sus alrededores patriotas (y buhoneros) generalmente de la clase media caraqueña jugándose el todo por el todo para salir del régimen. No hubiese pasado de ser una curiosidad para turistas, pero servían de mampara a los verdaderos dueños del circo y tenían el apoyo logístico necesario: El capital extranjero, la oligarquía criolla y los medios de comunicación privados.

Lamenta el autor la ausencia de la Academia y de los investigadores sociales que debieron explicar científicamente lo que estaba ocurriendo, llamar a la razón y participar en la formación de la opinión pública. Algunos de sus miembros llegaron hasta a promover el estado de las cosas.

Destaca también el nefasto papel de los medios –públicos y privados- que secuestraron la información. Toda información referencial (la que permite formar criterios propios) estaba bloqueada. Se había perdido el derecho, en muchos casos aceptado dócilmente por seguir una posición política, a la información veraz.

La prensa escrita y los medios audiovisuales mostraron su naturaleza amarillista y mercenaria. No que se estaba instaurando la práctica, se estaba radicalizando. Cabe hacer honor al maestro de muchos periodistas y dueños de medios en Venezuela: William Randolph Hearst (1863-1951). Este personaje llego a poseer hasta 28 periódicos y 18 revistas y es el inventor de la prensa amarillista que se basa en el periodismo investigativo mezclado con titulares incendiarios alejados de la neutralidad y el rigor periodístico con el objetivo primordial de vender cuantos más periódicos mejor. La guerra americano-española tiene su inicio con la voladura del buque Maine en el puerto de la Habana. Sin más pruebas, Hearst acusa a España del sabotaje y McKinley declara la guerra. Posteriores investigaciones atribuyen el fallo a un accidente.

Un ejemplo de prensa amarillista se vio durante la tragedia del Estado Vargas donde las imágenes fueron seleccionadas de acuerdo a su impacto en la colectividad y se dejó ver el trasfondo político ya que para ese momento se estaba aprobando la nueva Constitución. El carácter mercenario se ve al venderse al mejor postor. Lo ocurrido en Colombia con Álvaro Uribe, donde todo un pasado oscuro con relaciones en el narcotráfico es borrado y se construye un héroe de papel que llega a la presidencia de la república.

Dos sucesos, igualmente trágicos, son citados por el autor para mostrar la tendencia que muestran los medios de comunicación actuando bajo el sesgo político. El primero ocurre el 2 de diciembre donde mueren al menos 50 personas y al menos hay 30 heridos, muchos de gravedad. Así reseña el Universal (02-12-2007) los sucesos lo ocurrido en el bar Night club La Guajira “la totalidad de los cadáveres no han podido ser identificados. Los cuerpos quedaron parcialmente calcinados. La mayoría falleció tras inhalar humo tóxico.” A pesar de tener cierta carga amarillista, el periodista relato los hechos de manera objetiva, sin caer en mayores especulaciones. No se sigue tocando el tema. Una noticia más.

Casi una semana después ocurre un hecho lamentable en la Plaza Altamira. 3 personas mueren a manos de un pistolero que a la final dijo actuar por cuenta propia. Hoy está convicto y confeso purgando cadena de 30 años. Pero los medios magnificaron de manera grosera los momentos iniciales de las acciones involucrando al gobierno de manera directa. Hasta se le coloca nombre: “la masacre de Altamira”. Jueces, abogados y cuanto personaje pudiera opinar formaron parte de la fiesta mediática. Hasta los militares retaron a muerte al Presidente en un duelo al mejor estilo de los westerns americanos. La prensa internacional tomó parte de esta rebatiña y así titula BBCmundo.com (07-12-2007) “según versiones de testigos, varios hombres llegaron a la plaza disparando indiscriminadamente… minutos después se escucharon nuevas detonaciones aparentemente de francotiradores apostados en las partes altas de los edificios”. De nuevo el amarillismo, esta vez con factura nacional e internacional y con el malsano propósito de indisponer al gobierno bolivariano. No hubo disculpas.

Que efecto ha traído esta forma de manejar la información en una parte de la población que sigue fielmente los noticiarios de las cadenas y lee religiosamente la prensa? Podemos citar al menos tres:

a) Estrés colectivo e individual, rayando en la angustia, terror y merma de nuestras capacidades intelectuales y laborales.
b) R enuncia de una parte de la población al derecho a ser informado veraz y oportunamente. Se mantienen fiel a las cadenas siempre y cuando la información que se suministre vaya de la mano con sus posiciones políticas.
c) La amistad, el amor y los nexos familiares se han visto afectados ante tanta avalancha de información sesgada.

Podemos citar a Renny Ottolina, conocido por sus ideas reaccionarias y defensor del capitalismo, pero que pudo ver (Revista resumen, No 346, junio 1980) como los propios intereses del Sistema que él representaba estaban en peligro por el mal uso de los medios, específicamente la televisión: “… yo predigo que la televisión venezolana se irá hundiendo cada día más, en su mar de irresponsable vulgaridad con la única consecuencia de provocar la intervención del Estado. Y tendrá que intervenir el Estado atendiendo el clamor de los hombres y mujeres responsables de este país, que cada día hacen sentir más fuerte su voz de protesta.”

Cómo reaccionar frente a los medios? Propone el autor el uso de la racionalidad como condición humana que permite pensar, evaluar y actuar de acuerdo a ciertos principios de optimidad y consistencia para satisfacer algún objetivo o finalidad. Debemos respetar a los demás, analizar la situación y ser crítico ante los estímulos preelaborados que esperan de nosotros una reacción también predeterminada.




Gabriel Leal
C.I 4675459

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